El clasicismo.

 

El siglo XVIII fue un siglo lleno transformaciones sociales. Bajo el controlado de la resistencia a un cambio impuesto por los regímenes absolutistas europeos los cuales estaban basados en un desigual reparto de derechos y privilegios entre la nobleza, el clero y el tercer estado, la sociedad experimentó el irresistible ascenso de unas clases medias urbanas que traían

nuevos valores e ideas basados en la razón, el mérito y la justicia.

La burguesía no fue solo el principal motor del movimiento ilustrado, los avances científicos o la religiosidad de la sociedad durante el siglo de las luces, sino que desarrolló nuevos códigos culturales que ejercieron una decisiva influencia en la evolución de los estilos musicales y que en la historia musical ha englobado dentro del concepto denominado Clasicismo. El género que predomino durante esta etapa de la historia y tuvo mayor revelación fue la música de cámara. Las sociedades filarmónicas y la ópera popular también alcanzarían el auge más tarde.

 

La aparición de la música de cámara y la decadencia del bajo continuo:


la imprenta posibilitó la formación de un mercado editorial musical desde el siglo XVI. Este mercado, orientado en gran mayormente al ámbito doméstico y hecho para pequeñas agrupaciones instrumentales y vocales, forma el origen de la música de cámara, expresión que traduce de forma excesivamente literal la italiana “música da camera” (música de habitación) en francés “musique de chambre” y en alemán “Hausmusik” (música de casa), a la música de carácter no profesional que hacían los aficionados a la música en sus casas.

La música de cámara tuvo en la burguesía un gran público. Su expansión y adaptación a las leyes del mercado durante el siglo XVIII fue el principal responsable de la decadencia del bajo continuo el cual exigía al músico un conocimiento de la armonía y un dominio de la improvisación muy alto, y del nacimiento del denominado estilo clásico, un estilo caracterizado por el predominio de una melodía principal cantable, la regularidad de las frases musicales y la sencillez de la armonía, basada en las tres funciones básicas (tónica dominante y subdominante).

La sencillez del nuevo estilo es la responsable del nacimiento del término “barroco”, utilizado para degradar el gusto anterior, considerado ahora como recargado y complicado.
















Con esto terminamos la entrada del clasicismo. La próxima entrada hablaremos sobre los géneros musicales de la época.
Créditos a Rafael Fernández de Larrinoa

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